domingo, 23 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
Tutoría 8. Junio 22
Un saludo especial para todos,
Como ya lo saben la entrega final de escultura y dibujo se realizará en Piedecuesta: cra9 numero 9_15.
Por favor hacer el montaje con anterioridad y contemplar las instrucciones dadas en tutoría y los comentarios hechos por los estudiantes que ya conocen el lugar.
Llegaré a las 3 pm para iniciar la evaluación, con esto espero darles un poco más de tiempo para que culminen su tarea.
No olviden que como parte de la exposición hemos decidido replicar la acción de los objetos, para la Muestra se realizará con objetos y alimentos de color rojo ..además .todos debemos ir con una prenda del mismo color para enfatizar el efecto visual.
Hasta pronto.
AR.
sábado, 25 de mayo de 2013
Tutoría 7. Junio 8.
*Revisión de pruebas en cuanto a lo plástico
realizadas en torno al proyecto de semestre.
*Hacer una trabajo colectivo ( todo el grupo ) teniendo en cuenta la obra de la artista Portia Munson.
*Hacer una trabajo colectivo ( todo el grupo ) teniendo en cuenta la obra de la artista Portia Munson.
domingo, 12 de mayo de 2013
TUTORÍA 6. MAYO.25
Presentación de avances
proyecto de semestre:
• Trabajo en la bitácora
enfocado en el tema (u objeto) de interés sobre el proyecto de semestre.
• Buscar referentes
artísticos que trabajen plástica o temáticamente algo relacionado con su
propuesta
• Profundizar sobre el tema
u objeto (desde lo simbólico, histórico, psicológico etc.)
Exploraciones plásticas.
• Desarrollar dibujos que
permitan traducir sus ideas para el proyecto de semestre (también puede ser
maquetas fisicas o digitales).
Revisión de los trabajos que quedaron con algún pendiente.
Mientras voy revisando las ideas para el proyecto de semestre , van a ver una película.!!! Lleven crispeta.!
lunes, 29 de abril de 2013
TUTORÍA 5. MAYO 11.
- El alumno elaborará un trabajo fundado en los conceptos aplicados por el surrealismo. El ejercicio debe estar desarrollado hibridando (En general, que está formado por elementos de distinta naturaleza) dos objetos o elementos, haciendo referencia al cuerpo humano. ( FORMATO NO SUPERIOR A 15 CM). Tener en cuenta que el detalle en la elaboración de la pieza sea minucioso,dedicado, impecable ( Casi como de joyería .No olvidar el montaje de la pieza y tener cuidado con la solución obvia que sería la base de madera o la repisa ( Pensar en más posibilidades)
Apoyo audiovisual
·
Cremaster 2 (1999) Matew Barney
Llevar la bitácora para trabajar en clase.
Meret Oppenheim
lunes, 15 de abril de 2013
TUTORÍA 4. ABRIL 27.
·
Próxima tutoría: READY MADE. Hacer un
ejercicio de apropiación y descontextualización de un objeto en tres pasos a
partir de: Funcionalidad-Afuncionalidad-Disfuncionalidad. (Cambiar el material
del que está hecho el objeto en alguno de los dos últimos casos)-Para aclarar
lo anterior revisar el capítulo Materialismos Imágenes en 3d. Proyecto
Pentágono. http://www.mincultura.gov.co/recursos_user/Artes/arte%20contemporaneo.pdf Págs.
116- 159. Igualmente investigar sobre
Marcel Duchamp.
Para el cambio del material del
objeto es importante que recreen sus
ideas a partir de la visita a un taller
para tener cercanía a procesos de producción industrial, artesanal (Talleres de fundición – talla de mármol, panaderías, floristerías, zapaterías
etc. ) esta
visita se debe registrar en el blog . Hacer el respectivo
montaje del trabajo y presentar su soporte conceptual.
MATERIAL DE APOYO:
MATERIAL DE APOYO:
De Marcel Duchamp,
Escritos Duchamp du Signe.http://www.archivosurrealista.com.ar/Objetos6a.html
READY-MADE:
La palabra y la cosa son invenciones de Duchamp, habiendo la cosa precedido a la
palabra en dos años: el primer objeto completamente hecho, la rueda de
bicicleta, fue montado por Duchamp en París en 1913 (“simplemente una
distracción”, dirá), mientras que la expresión “ready-made” no se impuso en él
sino hasta 1915, en Nueva York. En el intervalo, Duchamp había producido varios
ready-made: Farmacia, cromo muy ligeramente modificado, adquirido en un negocio
de accesorios para artistas; Portabotellas, adquirido en el Bazar del Hôtel de
Ville, con una inscripción agregada de la que Duchamp no se podrá acordar
cuando el objeto se perdió en el transcurso de una mudanza; finalmente, la pala
para la nieve, intitulada In Advance of the broken Arm. Manifestación perfecta
del no-arte, según el mismo Duchamp, “basada en la indiferencia visual, al
mismo tiempo en ausencia total del buen o mal gusto”. Por ello Aragon
felicitará a Duchamp en 1930, en La pintura como desafío (La peinture au défi),
por haberle “instruido proceso a la personalidad… El arte ha dejado de ser
verdaderamente individual”. Se sabe que ciertas escuelas artísticas ulteriores,
que esquematizaron el ready-made (pop art, arte pobre, etc.), así como el
mercado (reproducción de varios ejemplares de ready-mades de Duchamp,
organizada por los museos), han decidido de otra manera. ¿El ready-made habría
sido una aberración (pasajera) de la escultura?
–JEAN-CLARENCE LAMBERT, Dictionnaire général du
surréalisme et ses environs.
A PROPÓSITO DE LOS “READY-MADES”
En 1913 tuve la feliz idea de fijar una rueda de
bicicleta sobre un taburete de cocina y de mirar cómo giraba.
Unos meses más tarde compré una reproducción barata
de un paisaje de atardecer invernal, que llamé “Farmacia” tras haberle añadido
dos breves toques, uno rojo y el otro amarillo, al horizonte.
En Nueva York, en 1915, compré en una quincallería
una pala de nieve sobre la que escribí: “En previsión de brazo roto” (In
advance of the broken arm).
Fue por esa época cuando se me ocurrió la palabra
“ready-made” para designar esta forma de manifestación.
Hay un punto que quiero establecer muy claramente y
es que la elección de estos ready-mades nunca me vino dictada por ningún
deleite estético. Esta elección se basaba en una reacción de indiferencia
visual, adecuada simultáneamente a una ausencia total de buen o mal gusto… de hecho
una anestesia completa.
Una característica importante: la breve frase que
en cada ocasión inscribía en el ready-made.
Esta frase, en lugar de describir el objeto como lo
hubiese hecho un título, estaba destinada a transportar la mente del espectador
hacia otras regiones más verbales. A veces añadía un detalle gráfico de
representación: llamaba a eso para satisfacer mi tendencia a las aliteraciones,
“ready-made ayudado” (“ready-made aided”).
Otra vez, queriendo subrayar la antinomia
fundamental que existe entre el arte y los ready-mades, imaginé un “ready-made
recíproco” (Reciprocal ready-made): ¡Utilizar un Rembrandt como tabla de
planchar!
No tardé en darme cuenta del peligro que podía
haber en usar sin discriminación esta forma de expresión y decidí limitar la
producción de los ready-mades a una pequeña cantidad cada año. Comprendí por
esa época que, para el espectador más aún que para el artista, el arte es una
droga de hábito y quise proteger mis ready-mades contra una contaminación de
tal género.
Otro aspecto del ready-made es que no tiene nada de
único… la réplica de un ready-made transmite el mismo mensaje; de hecho casi
todos los ready-mades que hoy existen no son originales en el sentido usual del
término.
Una última observación para concluir este discurso
de egomaníaco: Del mismo modo que los tubos de pintura empleados por el artista
son productos manufacturados y ya hechos. Debemos concluir que todas las telas
del mundo son ready-mades ayudados y trabajos de acoplamiento.
Marcel Duchamp, 1961.
Breve informe de M.D. al Museo de Arte Moderno de
Nueva York en el transcurso de un coloquio organizado el 19 de octubre de 1961
por William C.Seitz, en el marco de la exposición “El arte del acoplamiento”,
publicado en Art and Artists, Londres, julio de 1966, pág. 47. Traducción
francesa de A. Tavera, en Subsidia Pataphysica, nº2, 10 de agosto de 1966,
págs. 87 y 88; CW Bib. 149 y 207.Traducción castellana extraída de Marcel
Duchamp, Escritos Duchamp du Signe, Colecc. Comunicación Visual, Ed. Gustavo Gili,
Barcelona, 1978.
FRAGMENTOS DE ENTREVISTAS SOBRE EL “READY-MADE”.
I.
KATHARINE KUH – ¿Qué buscaba usted cuando inventó
los “ready-mades”?
DUCHAMP – La cosa curiosa acerca de los
“ready-mades”, es que nunca he podido llegar a una definición o explicación que
me satisfaga plenamente. [Cualquier objeto hecho, aislado de su significado
funcional, puede convertirse en un “ready-made”, ya sea con o sin
embellecimiento posterior, N. de la A.]. Todavía existe magia en la idea, así
que preferiría conservarla en esa forma, en vez de tratar de ser esotérico
acerca de ella. Pero hay pequeñas explicaciones y aún ciertos rasgos generales
que se prestan a discusión. Digamos que uno usa un tubo de pintura: uno no lo
hizo, sino que lo compró y lo usó en calidad de “ready-made”. Incluso si uno
mezcla dos bermellones juntos, es también una mezcla de dos “ready-mades”. Por
tanto, el hombre nunca puede empezar de la nada. Tiene que empezar con cosas ya
hechas, como lo son, incluso, su propia madre y su propio padre.
Mis “ready-mades” no tienen nada que ver con el
objet trouvé, porque el llamado “objeto encontrado”, está completamente bajo la
dirección del gusto personal. El gusto personal decide que este es un objeto
hermoso y único. El hecho de que la mayoría de mis “ready-mades” fueron
producidos en masa y podían ser duplicados, es otra diferencia importante. En
muchos casos, efectivamente, se repitieron, evitándose así el culto de la
unicidad, del arte escrito con “A” mayúscula. Yo considero el gusto –bueno o
malo– el enemigo más grande del arte. En el caso de los “ready-mades”, traté de
permanecer alejado del gusto personal y ser completamente consciente del
problema. De ahí proviene el que, en un período de casi cincuenta años, he
aceptado solamente un número pequeño de “ready-mades”. Si hubiese estado
produciendo diez diarios, la idea completa hubiera quedado destruida, porque
grandes cantidades aisladas inmediatamente producen un gusto personal.
Agregando lo menos posible a mis “ready-mades”, trato de conservarlos puros.
Naturalmente, todo esto difícilmente soporta una discusión trascendental,
porque es el caso que mucha gente puede probar que estoy equivocado,
simplemente señalando que escojo un objeto más bien que otro y así impongo algo
de mi propio gusto personal. Nuevamente digo que el hombre no es perfecto, pero
al menos he tratado de permanecer tan apartado como me ha sido posible y no
crea usted, ni por un minuto, que ello no haya sido una tarea difícil. No estoy
en absoluto seguro de que el concepto de los “ready-mades” no sea la más
importante idea individual que se desprende de mi trabajo.
Versión castellana extraída de Katharine Kuh, Habla
el artista, Libreros Mexicanos Unidos, México, 1965.
II.
PIERRE CABANNE – ¿Cómo llegó a la elección de un
objeto de serie, un ready-made, para convertirlo en una obra?
MARCEL DUCHAMP – Debo hacerle notar que no quería
convertirlo en una obra. La palabra ready-made no apareció hasta 1915, cuando
fui a los Estados Unidos. Me interesó como palabra, pero cuando puse una rueda
de bicicleta sobre un taburete, y la horquilla cabeza abajo, no había en ello
ninguna idea de ready-made, ni siquiera de cualquier otra cosa, se trataba,
simplemente, de una distracción. No tenía ninguna razón determinada para
hacerlo, ni intención de exposición ni de descripción. No, nada de eso…
P.C. – Pero había en ello algo de provocación…
M.D. – ¡No, no! Es muy fácil. Vea la Pharmacie. La
hice en un tren, en la penumbra, en el crepúsculo, me dirigía a Rouen, en enero
de 1914. Se percibía dos lucecitas al fondo del paisaje. Poniendo un poco de
rojo y verde esp se parecía a una farmacia. Ése es el tipo de distracciones que
tenía en el espíritu.
P.C. – ¿Se trata también del azar en conserva?
M.D. – Evidentemente.
Compré el paisaje en un almacén de accesorios
artísticos. Sólo hice tres Pharmacie pero ignoro dónde están. El original
perteneció a Man Ray.
En 1914 hice el Porte-bouteilles. Lo compré
simplemente en el Bazar del Ayuntamiento. La idea de una inscripción entró en
la ejecución en ese preciso momento. En el botellero había una inscripción que
ahora no recuerdo. Cuando me fui de la rue Saint-Hippolyte para ir a los
Estados Unidos, mi hermana y mi cuñada se lo llevaron todo, lo echaron a la
basura y no se habló más de ello. Fue principalmente en 1915, durante mi
estancia en los Estados Unidos, cuando hice otros objetos con inscripción como
la pala para nieve en la que escribí algo en inglés. La palabra ready-made se
me presentó en ese momento, parecía adecuarse perfectamente a cosas que no eran
obras de arte, que no eran esbozos, que no se aplicaban a ninguna de las
expresiones aceptadas en el mundo artístico. Todo eso me impulsó a hacerlo.
P.C. – ¿Qué era lo que determinaba en la elección
de los ready-mades?
M.D. – Dependía del objeto; generalmente era
preciso defenderse del look. Es muy difícil elegir un objeto debido a que, al
cabo de quince días, uno acaba apreciándolo o detestándolo. Se debe llegar a
una especie de indiferencia tal que uno no posea emoción estética. La elección
de los ready-mades está siempre basada en la indiferencia, así como en una
carencia total de buen o mal gusto.
P.C. – Para usted, ¿qué es el gusto?
M.D. – Una costumbre. La repetición de una cosa ya
aceptada. Si se empieza de nuevo varias veces alguna cosa se convierte en el
gusto. Bueno o malo es lo mismo, es siempre gusto.
P.C. – ¿Cómo se lo hizo para escapar del gusto?
M.D. – Mediante el dibujo mecánico que no soporta
ningún gusto puesto que está al margen de todo tipo de convención pictórica.
Fragmento extraído de la versión castellana del
libro de Pierre Cabanne, Conversaciones con Marcel Duchamp, Ed. Anagrama,
Barcelona, 1972.
III.
MARCEL DUCHAMP – Ya sabes que no soy hombre que
construya torres de marfil.
JAMES JOHNSON SWEENEY – Recuerdo una frase de un
texto de Henri-Pierre Roché en donde contaba que siempre te las arreglabas para
contradecirte ¿Sigues con el afán de no repetirte?
M.D. – ¿No entiendes que el peligro esencial está
en llegar a una forma de gusto, aunque fuera el gusto del Molinillo de chocolate?
J.J.S. – Así pues, según tú, ¿sería el gusto la
repetición de cualquier cosa ya aceptada?
M.D. – Exactamente. Es un hábito. Pásate un tiempo
empezando varias veces la misma cosa y verás cómo se convierte en un gusto. Si
interrumpes tu producción artística tras haber creado una cosa, ésta se
convierte en una cosa en sí y se mantiene como tal. Pero si se repite cierto
número de veces, llega a ser gusto.
J.J.S. – Y el buen gusto es la repetición de lo que
aprueba la sociedad, y el mal gusto la misma repetición de lo que no aprueba.
¿Es eso lo que quieres decir?
M.D. – Sí, que el gusto sea bueno o malo, carece de
importancia, pues siempre es bueno para unos y malo para otros. La calidad
apenas importa, lo que importa es el gusto.
J.J.S. – Entonces, ¿cómo pudiste escapar al buen y
al mal gusto en tu expresión personal?
M.D. – Mediante el empleo de técnicas mecánicas. Un
dibujo mecánico no sobreentiende ningún gusto.
J.J.S. – ¿Porque está divorciado de la expresión
pictórica convencional?
M.D. – Al menos eso era lo que yo pensaba por
aquella época, y es lo que hoy sigo pensando.
J.J.S. – Este divorcio, esta liberación de toda
intervención humana en la pintura y el dibujo, ¿acaso tienen alguna relación
con el interés que mostraste por los ready-mades?
M.D. – Naturalmente, fue mi intento de sacar una
conclusión o una consecuencia cualquiera de esa deshumanización de la obra de
arte lo que me llevó a concebir los ready-mades. Tal es, como ya sabes, el
nombre que di a esas obras que en realidad ya están hechas. Fíjate por ejemplo
en mi ready-made Jaula de pájaro: intenta levantarla, es demasiado pesada, pues
esos cubos blancos que hay dentro y que a tí te parecen terrones de azúcar son
en realidad cubos de mármol. Es un ready-made en donde el azúcar se ha vuelto
mármol, creando un efecto en cierto modo mitológico. Mira ahora un ready-made
fechado en 1916. Es un ovillo de cordel entre dos placas de cobre. Antes de
terminarlo, Walter Conrad Arensberg metió algo en el interior del ovillo, sin
decirme lo que era, y la verdad es que jamás intenté averiguarlo. Era una
especie de secreto entre nosotros, y, como hacía ruido, lo llamamos el objeto
Ready-made con ruido secreto. Escúchalo. No sé, no sabré nunca si es un
diamante o una moneda.
Duchamp Concentrado
Juan Calzadilla
http://www.revista.agulha.nom.br/ag44duchamp.htm
• De Marcel Duchamp sólo se conocía hasta hace poco lo que comentaban
críticos y entendidos y lo que difundían los manuales de arte. Para muchos de
nuestros contemporáneos no pasaba de ser un apóstata genial del cubismo que
había renunciado a la pintura para dedicarse al ajedrez. Su actividad de
escritor era casi desconocida. Aparte de aquellos que lo consideraban un
teórico a ultranza de las posiciones de ruptura o un abanderado del arte
conceptual, habiendo sido él mismo un artista conceptual, eran pocos los que,
sintiéndose solidarios de su experiencia, se aventuraban en el terreno de los
hechos a una valoración en la que no estuvieran en juego prejuicios de la
época. Se le conocía mejor por sus obras cubistas anteriores a su decisión,
tomada en 1923, de no pintar más. Si bien tales obras, juzgadas importantes
pero exiguas en número, decían poco en comparación con todo el pensamiento
crítico que en torno a ellas generó este lúcido apostador que fue Duchamp (y
toda apuesta tiene por mesa al azar). La actividad pensante le puso a resguardo
de todo conformismo y le mantuvo en una posición apartada que, lejos de
prestarse para que invadiera el espacio público, sirvió para preservar su
imagen en un ámbito de misterio y silencio que, paradójicamente, contribuyó en
parte a consagrarlo como uno de los mitos del arte contemporáneo.
• Cubista -con algo de previsión futurista- en sus primeros tiempos,
Duchamp juzgó hacia 19l3 que debía renunciar pronto a todo intento de formular
su obra dentro de patrones estilísticos o de sistemas de producción orientados
a la repetición de la experiencia y la consagración del gusto establecido por
el éxito de las mismas corrientes de vanguardia. Pensaba que el oficio de pintor
redunda en una acción automática desprovista de conciencia crítica, contra la
cual había que luchar. Ataca el fundamento retiniano que subyace a toda la
pintura en aras de la actividad mental como eje de la formación de un
pensamiento enteramente librado de la idea de continuidad y tradición. Reniega
de sus antecedentes cezannianos y, por sobre ellos, pone en primer lugar las
influencias literarias que actuaron sobre él.
• En procura de vías inéditas para el arte, toma partido por la
innovación a toda costa y de un golpe descubre (19l3) el principio del
arte cinético al poner a girar sobre un taburete una rueda de bicicleta (Por
simple que parezca, este hecho tuvo enorme repercusión para el arte). La
reflexión, a menudo sin ser suficientemente explícita del objeto, va ganando
terreno en su obra y se torna independiente al punto de que ella se
realimentará incesantemente de sí misma para dar origen a propuestas en cuya
base está siempre el razonamiento teórico o el pensamiento poético. Desde
entonces, su experiencia visual y gráfica emerge simultáneamente con la
necesidad de expresar las ideas que acompañan a esa experiencia o en las cuales
se funda. Todo esto dará a Duchamp un papel de teórico cuya relevancia, en
principio entrevista y seguida atentamente por la crítica, va en aumento,
despertando el interés de nuevas y nuevas generaciones. Precursor y adelantado
o animador de varios movimientos en los que su acción o sus ideas estaban
involucradas, incluso militantemente, Duchamp permanece sin embargo renuente a
cualquier intento de encasillamiento que lo pudiera inscribir de otra
manera que no fuera iconoclastamente en corrientes y modas. Cubistas y
futuristas se lo disputan y lo reivindican Los surrealistas y herederos del
Dadaísmo, lo elevan a figura capitular y, de hecho, encuentran en sus escritos,
más que en su obra plástica, elementos afines al espíritu subversivo de su
época. Cinéticos y neo-retinianos encuentran para él un lugar especial en las
ramas de su árbol genealógico. Los experimentalistas de nuevo cuño, sin contar
las huestes de conceptualistas, le citan a cada momento y legitiman sus
propuestas invocando a tan profundo ancestro.
• Al final de todo esto hay que decir que Duchamp no se esforzó en hacer
ninguna previsión acerca de su futuro y ni siquiera tomó demasiado en serio la
gravedad con que la crítica comenzó a ocuparse de su obra a partir de 1934,
tras la publicación de su primeras reflexiones y luego de su celebrada
intervención en la primera internacional surrealista (1936). La mayoría de sus
textos, pergeñados informalmente en toda suerte de papeles sueltos, recortes,
programas o catálogos impresos, fueron reunidos y entregados a las prensas por
sus amigos y biógrafos quienes, en algunos casos, debieron ocuparse también de
su transcripción y reordenación. Revisada póstumamente y aumentada con nuevos
manuscritos localizados, esta obra escrita, reivindicada y sucesivamente
reeditada, continúa despertando el interés del mundo artístico.
• En este ensayo, con miras a una aproximación a su obra, tratamos dar
una idea muy sumaria y, por lo mismo parcial, del pensamiento de Duchamp,
tomando como base una selección de textos de naturaleza aforística, poética y
reflexiva, extractada de sus principales escritos, y transcripta de manera
completa en el caso de los poemas atribuidos a su seudónimo Rrose Sélavy, o
fragmentariamente en los casos en que los textos tratan sobre la experiencia
artística. Nuestro ensayo introductorio se atiene en lo fundamental a seguir la
marcha de las ideas plásticas de Duchamp a través del comentario de las
principales propuestas de su obra, sin que dejemos de lado una alusión a su
actividad como poeta, en la cual se pone de manifiesto la significación que su
nombre tuvo y sigue teniendo para el movimiento surrealista.
INTRODUCCIÓN.
• • El principio de economía
visual en que se sustenta la obra de Marcel Duchamp no parece ser la mejor
credencial que una época dominada por el síndrome de la productividad puede
extender a alguien que sólo se ocupó en vida, abierta y secretamente, de minar
las bases de la modernidad en la cual él mismo se había formado. La modernidad
creó el mito de los movimientos que, sucesivamente, como en una carrera de
postas, se pasan de mano en mano el pendón de la vanguardia, pero con ello
fomentó el advenimiento de un vicio peor que el del academicismo contra el cual
se armó todo el espíritu de revuelta: ese vicio era para Duchamp el gusto
artístico, bajo cuyas fórmulas repetitivas vuelve a materializarse la
complicidad de la sociedad y el artista, en el punto en que se luchaba para
suprimirla. A través de su gusto, el artista se dedica a complacer a la
sociedad y con ello renuncia a lo que le es esencial para mantener su capacidad
de decisión: la libertad de acción: "Hay dos clases de artista -dice
Duchamp-: los pintores profesionales que, al trabajar para la sociedad no
pueden evitar integrarse a ella, y los otros, los francotiradores, libres de
obligaciones y, por tanto, de trabas". ¿Qué es lo que permite esta última
posición, la del francotirador, elegida por Duchamp? Poder evitar que la
repetición de la experiencia alcance la aprobación de la sociedad como para
convertirla en gusto artístico de cualquier naturaleza: Bueno o malo, no
importa, la calidad apenas cuenta, lo que importa es el gusto. La ley del gusto
está así pues en oposición a la libertad del artista para tomar la decisión de
interrumpir cuando le venga en gana la producción de su obra y permitir así que
lo creado sea único e irrepetible y se convierta en una cosa en sí. Si la
experiencia se repite (digamos que varias veces) pasa a ser gusto artístico
(concibo el arte como un medio de expresión, no como un fin en sí mismo).
• El pintor, dice Duchamp, es un ser olfativo; la necesidad olfativa es
lo que hace de él un pintor: tiene necesidad de sentir el olor de trementina.
Con esta fórmula concentrada Duchamp ponía en entredicho que el ejercicio de la
pintura pudiera despertar al mismo tiempo las facultades críticas, en el punto
en que se pide a la pintura que sea una fuerza transformadora que opera en el
lenguaje. Duchamp traslada el impulso innovador a las ideas y piensa en un arte
que no esté hecho con las manos ni esté sentido a través de los ojos. Esta idea
tiene un antecedente en la crítica que Cézanne hacía al Impresionismo, al considerarlo
un arte esclavizado al vértigo de las sensaciones visuales, sin estructura
interna. Crítica que Duchamp extendió a un cuestionamiento sistemático de lo
retiniano como base de la formulación de propuestas artísticas, con lo cual
estaba restando importancia al Cubismo posterior al período analítico.
• Si el arte no es necesariamente visual entonces vale la pena que uno
pueda preguntarse: ¿Es qué pueden hacerse obras que no sean "de
arte"? Pues al trasladar la esfera de la realización al mundo exterior
susceptible de ser experimentado como arte, todo lo que importa es que el
artista decida, él mismo, lo que es arte. Pero con esto entramos en otro punto.
• Las técnicas del Ready-made. A
menudo se piensa que la originalidad de Duchamp se centra en la invención del
Ready-made, cuando en verdad éste constituye sólo un aspecto de su obra. El
ready-made (objeto encontrado, si se quiere emplear la acepción española más
popularizada del término) objetiva la intención que obsedía a Duchamp de crear
algo en lo cual no intervinieran las manos, es decir, un objeto antípoda del
gusto artístico; intención expresada en la época en que consideró que su
experiencia cubista, tras "infructuosos intentos", estaba agotada. En
19l3 tuve la feliz idea de fijar una rueda de bicicleta sobre un taburete y
mirar cómo giraba. Feliz idea porque suponía por un lado la invención del
objeto encontrado y, por otro, la intuición temprana del arte en movimiento que
tendría más tarde, con los rotorrelieves y la máquina óptica, un papel
fundamental para establecer los orígenes del Cinetismo. Pero no hay que
llamarse a engaño: el Ready-made no tiene por fin abrirle caminos al arte, sino
más bien cerrárselos, incluso cerrárselos al Ready-made mismo. Disímiles entre
sí, no hay posibilidad de establecer una evolución formal entre todos los
Ready-made; con frecuencia chocantes y contradictorios, obedecen a una elección
caprichosa o, en todo caso, absurda, aunque legitimada por la intención de
originalidad. Los Ready-made no repiten nada anterior. Tan pronto se amparan en
el escándalo, tal el famoso
orinal que con el seudónimo R. Mutt presentó Duchamp en 19l7 en la
exposición Armory Show, en Nueva York, como se cargan de sentido humorístico,
como en el caso del Hierro de planchar con piso de clavos; o sencillamente
absurda, como en el caso del vulgar peine restituido a una nueva función (¿cuál
otra función que no sea ninguna?) merced a llevar en su canto la inscripción
surrealista: Tres o cuatro gotas de altura nada tienen que ver con el salvajismo.
Respecto a este objeto, Duchamp agregó años más tarde: El peine no es
particularmente feo ni bello, nada en él es estético… ni siquiera lo han robado
en 48 años!
• En vista del éxito creciente de sus métodos, dispuesto a no hacer
concesiones al gusto, como la que suponía producir obras en serie, Duchamp
enfatizó que el Ready-made no está dictado por el deleite estético: La elección
que implica hacer un objeto encontrado se basa en una reacción de indiferencia
visual, adecuada simultáneamente a una ausencia total de buen o de mal gusto:
se subraya con ello la intención de transportar al espectador a un esfera
distinta a la del objeto. Duchamp estampaba, a modo de títulos, inscripciones
que nada tienen que ver con la descripción del Ready-made, aunque sí con la
literatura, a un nivel poético. Son a menudo frases que, por la dislocación de
sentido que se produce entre ellas y el objeto, constituyen un anticipo de los
métodos asociativos del Surrealismo. La actitud de Duchamp era ya bien dadaísta
antes de que el Dadá se pronunciara en Zúrich, en 19l6. Por esto, cuando el
Dadaísmo se estableció en París, en 1919, Duchamp ya instalado por su parte en
Norteamérica, es invitado a participar en el movimiento, y crea para éste su
famoso Ready-made de la Mona Lisa con mostachos: Esta Gioconda con bigotes y
perilla -refirió el artista- es una combinación de Ready-made y dadaísmo
iconoclasta (Redundancia: pues el dadaísmo ya era en sí mismo iconoclasta).
• Duchamp no se limitó a la elección de un objeto de cualquier naturaleza,
puesto que el nuevo sentido que éste adquiere por la elección misma no está
dado por lo que el objeto es, sino por la forma en que es asociado a un
concepto, a una intención trasformadora. Entonces ¿qué importa modificarlo o
combinarlo? De este modo surgieron los Ready mades ayudados (Ready-made aided)
como el titulado Con rumbo secreto, y el cual consiste en un ovillo de cordel
apresado entre dos planchas de cobre mediante cuatro largos tornillos
esquineros.
• Uno de sus más exitosos objetos fue el que tituló en 1923. ¿Why do
not sneeze, Rrose Sélavy? Se trataba de una jaula para pájaros, pero llena en este caso por cubos
de mármol que imitaban exteriormente terrones de azúcar. La impresión real que
recibe el espectador al levantar la jaula no concuerda con su idea previa del
peso, pues piensa que, por imaginar que son terrones de azúcar, la jaula
debería pesar menos. El termómetro de la jaula -dijo Duchamp- era para medir la
temperatura del mármol. He allí una manipulación conceptual atípicamente
surrealista. Estetrompe l'oeil (trampaojos) que muestra la desproporción entre
lo real y la creencia pasó desde entonces a los trajinados recetarios de mucho
arte conceptual de las décadas 50 y 70. Su origen está sin embargo en
Duchamp.
• Lo que se trata de decir con el Ready-made es que el artista está en
libertad de decidir que lo que elige como forma de arte es arte por el hecho de
que es el artista el que decide. Pero el elegir supone que la cantidad de
opciones es infinita si consideramos, según Duchamp, que no hay obra que no sea
de arte (¿Es que pueden hacerse obras que no sean "de arte"?) He allí
su apuesta fundamental. Duchamp no tarda en comprender el peligro que, en aras
del gusto y la productividad, implica producir Ready-mades, y por ello decide
cortar con esta experiencia, limitando su obra a este respecto a múltiples de
los ya hechos.
• Otro tipo de objeto derivado es el Ready-made recíproco, para el cual
Duchamp propuso un modelo ideal, por supuesto impracticable, como el que
contiene este famoso desplante: Utilizar un Rembrandt como tabla de planchar.
En otras palabras: lo que se idea conceptualmente es más eficaz cuando la
opción de verificarlo está seria y materialmente comprometida por su
contradicción.
• Desdén, indiferencia, ironía, convencimiento de la limitada capacidad
del artista moderno para hacer uso de la libertad, Duchamp extiende sobre el
arte la más mortífera de sus trampas: el Ready-made total, que le facilita, por
un acto de azar, apropiarse mentalmente de todo el universo de la pintura que
se quiere dinamitar: Del mismo modo que los tubos de pintura empleados por el
artista son productos manufacturados y ya hechos, debemos concluir que todas
las telas del mundo son ready-made ayudados.
• Desnudo descendiendo una escalera.
Como casi todos los innovadores de comienzos de siglo, Duchamp experimentó la
influencia del Cubismo, pero le atrajo de éste sólo su "línea
intelectual", es decir, los conceptos revolucionarios de esta tendencia
Quise vivir el presente, y el presente de entonces era el Cubismo, o al menos
la infancia del Cubismo" -confesó en una célebre entrevista que le hiciera
James Johnson Swenney. Yo quería encontrar -escribió después- un camino propio
y no limitarme a ser intérprete de una teoría" Esa búsqueda propia comenzó
por su deseo de ir más allá del Cubismo: empezó con la descomposición y
facetamiento en partes fijas del movimiento de los cuerpos, tal como pudo
comprobarlo en su polémico Desnudo descendiendo una escalera, con el cual
estaba creando una de las formulas del futurismo pictórico. Pintada en 19l2, se
trata de una de las obras destinadas a revolucionar la pintura, especialmente
en Norteamérica, destino final de casi toda la obra y la fama del artista
francés. Ya el tema mismo es una provocación literaria que invoca la insolencia
con que nos hiere ese objeto con aspecto de máquina en el cual la apariencia
humana ha sido desmontada y alevosamente diseccionada.
• En el Desnudo los distintos momentos de la composición representan la
vivisección mecánica del movimiento de la figura humana para desglosarla y
reunificarla tal como si se tratara más bien de una máquina. Es en este sentido
que la obra de Duchamp fue asociada al Futurismo, movimiento en ciernes para el
momento en que, sin haberse enterado de él, Duchamp produjo una serie de de
desnudos, entre 1911 y 1912, que responden al mismo procedimiento. El Desnudo
descendiendo una escalera -dijo- fue la convergencia en mi mente de diversos
intereses, entre el cine, aun en pañales, y la separación de las posiciones
estáticas en las cromofotografías de Marey en Francia y de Eakins y Muybridge
en los Estados Unidos.
• El desnudo no era muy ortodoxo a
la vista de sus amigos cubistas que, poco interesados en el planteamiento,
trataron de convencer a Duchamp de que le cambiara el título antes de exhibirlo
en el Salón de Los Independientes, en París. Duchamp rehusó hacerlo y retiró el
cuadro de la exposición. En octubre de 19l2 lo remitió al Salón de la sección
de Oro, también en París, donde pasó desapercibido. Esta obra sin éxito en
Francia, cuna del arte moderno, iba tener proyección incalculable en los
Estados Unidos, y de pasó cambió la fortuna de Duchamp, quien si se hubiera
quedado en Francia.
• Tal vez hubiera estado destinado a ser una figura de segunda importancia
del Cubismo. Empero, aconsejado por dos pintores norteamericanos, decidió
entonces enviar cuatro de sus telas cubistas a la Exposición Armory Show, en
Nueva York, al año siguiente. Durante una o dos semanas el Desnudo provocó aquí
un escándalo parecido al que habían armado con su primera exposición en París
los cubistas. Un osado periodista, como ganado por la intención provocativa de
Duchamp, bautizó el cuadro con el título de "Explosión en un depósito de
tejas", connotación despectiva que fue del total agrado del autor, pues si
el título de la obra era importante, no lo era tanto por lo que el artista
pensaba acerca del tema como por su reto a la imaginación del espectador.
• Lo que guiaba todos los actos de Duchamp no era la adhesión a un principio
o regla, sino todo lo contrario: presentar como regla la opción de cambio y la
dinámica interna, en términos absolutos, de la obra de arte. La idea de no
repetirse está en la base de la transformación que plantea. El Cubismo de
Duchamp no representó, por consiguiente, sino la plataforma para una explosión,
no de tejas en este caso, sino de conceptos. Sus amigos, entre tanto, se
acogían a fórmulas exitosas y las repetían hasta la saciedad.
• Duchamp tenía demasiados amigos entre los cubistas para pensar acerca
de éstos lo que ya pensaba del Futurismo: eran proyecciones automatizadas del
Impresionismo. Olían demasiado a trementina. En parte debido a estas creencias,
en parte atraído por su repentino éxito se marchó a Nueva York. Sólo volvió a
Francia para contribuir a la instalación del Surrealismo en París, en 1919.
• La potencia del azar en el aparato celibatario. Le marie mise á nue par
ses celibataires, même, es el título que Duchamp dio a esa obra (¿maestra?) en
la que invirtió ocho años seguidos de investigación, entre 19l5 y 1923,
mientras vivía en Nueva York. Título indescifrable que Carlotta Hesse tradujo
para la publicación de los escritos de Duchamp en una edición de Gustavo Gili,
en Barcelona, como La novia desnudada por sus solteros, mismamente. El Gran
Vidrio, como también, para simplificar, se ha llamado a esta obra, quedó
inconcluso, lo que sólo quiere decir que toda obra, incluido el hombre, queda
sin terminar. Lo inconcluso consiste en el punto en el cual se detiene el
proceso de darle término. Duchamp puso en esta obra una atención obsesiva
que sobrepasó lo meramente procesual para retar facultades teóricas inusuales,
y así, como parte de la preparación del Gran Vidrio, efectuó gran número de
esbozos y diseños y redactó una suma impresionante de apuntes, notas y
silogismos con tal propósito. Por primera vez la reflexión sobre una obra de
arte se hace tan o más importante que la realización de ella, al punto de que
lo que se documenta sobre la obra es también parte de ella. ¿Quién sirve a
quién? Obra imposible, el Gran Vidrio mide 270 x l71 cms. Como se ve, unas
dimensiones ínfimas en comparación con el esfuerzo y el tiempo invertido en
realizarla, y también con su fama. Lo que significa que ni siquiera tiene un
formato mural (y encima quedó en ella la huella de una quebradura ocasionada
cuando la obra fue transportada al Museo de Filadelfia).
• Podría verse en esta obra (y es curioso que Breton no lo haya advertido
al redactar un famoso estudio sobre el Gran Vidrio) una paráfrasis o anamorfosis
de la Odisea de Homero. La travesía de Ulises es el tema homérico cuyo final
presentido y anunciado a cada momento se centra en la promesa de un feliz
retorno a Itaca, es decir, al hogar. La novia de Duchamp es una Penélope tan
casta como la de la historia. Pero el trayecto por las sutiles peripecias de la
aventura mental establece en la obra del artista francés reglas de juego según
las cuales a lo que se llega, finalmente, es a los procesos de llegar. Duchamp
inicia el regreso pero las circunstancias que lo vinculan a las operaciones del
pensamiento le hacen sucumbir a las redes mismas de la operación de pensar. El
tiene que renunciar; el renunciar está implícito en su apuesta. Apuesta de
juego, que, en suma, es el arte, así sea el arte de desbancar a la ruleta de
Montecarlo. Tal como lo previó, los procesos de el Gran Vidrio son
intelectuales por oposición a un arte meramente manual, retinal y
consagrado por el gusto, que Duchamp cuestionaba. El Gran Vidrio puede ser
comparado con un engranaje ciego; es algo así como unos tiempos modernos
metidos en una vitrina y listos para su examen. Los contrayentes y la novia,
como tales, no existen para nada a menos que los descubramos bajo las formas
híbridas de unos peones, un rey y una reina de ajedrez, un simulacro de
cafetera, un molinillo de chocolate: formas ordenadas en el espacio según la
perspectiva geométrica. O sea, el tema son imágenes de las obras cubistas
anteriores de Duchamp.
• El despojamiento formal del Gran Vidrio contrasta en su economía y virtualidad
con la riqueza gráfica y verbal de la invención conceptual contenida en La
boite verte (La caja verde) texto que reúne todos los escritos producidos por
Duchamp en torno a la elaboración de aquella obra, texto cuyo valor literario
ha sido muy discutido. La boite verte puede entenderse también como una parodia
moderna de los tratados de Leonardo (y cuán útil sería reflexionar sobre esto);
desborda materialmente toda posibilidad de haber empleado la más mínima parte
de su contenido conceptual en la producción del Gran Vidrio. La que se dice
sobre la obra, es, así pues, la obra misma.
• El origen del Gran Vidrio se remonta a un recuerdo de la juventud de
Duchamp, contado por él mismo: Un día vi en un escaparate un molinillo de
chocolate en acción y este espectáculo me fascinó tanto que cogí esa máquina
como un punto de partida. Lo que me interesaba no era tanto el aspecto mecánico
del aparato, como el estudio de una nueva técnica. Obra audaz, con el Molinillo
de Chocolate Duchamp no perseguía una expresión de originalidad, sino una
innovación de orden técnico.
• Duchamp no escribió manifiestos ni fungió de líder de un movimiento, no
dejó escuelas ni seguidores, todo lo cual contradecía su filosofía. Quiso
permanecer solo, pues sabía ya que su actitud no se podía compartir y, ni
siquiera, seguir. El Molinillo es un antecedente del Cinetismo, como lo es,
además, el Ready-made con la rueda de bicicleta, pero es también la obra con la
cual Duchamp se aparta radicalmente del Cubismo, en 19l3, para abrir el camino
de un arte antípoda a su momento. Y si bien es cierto que el Gran Vidrio
constituye plásticamente hablando una recreación de las obras cubistas
anteriores a ese año, en el fondo podemos interpretar esta recreación como un
cuestionamiento al Cubismo mismo y a los procedimientos tradicionales que
venían sirviendo a los fines del Cubismo, cuestionamiento fundado en la
literatura y en su poder de asociación poética que concede a la maquina, tomada
como metáfora humana, el rol protagónico de los nuevos tiempos. Sólo que la máquina
de Duchamp tiene que ver más con la invención patafísica del doctor Faustroll,
de Alfred Jarry, que con el optimismo defraudante de futuristas y
constructivistas. Un rol que adjudica a la máquina la potencia del absurdo.
• Marcel Duchamp y el surrealismo. Marcel Duchamp ha sido visto por la
posteridad como el primer artista conceptual en hacer aparición y también como
el fundador de una estética basada en el juego de ideas para las cual esas
imágenes visuales ya no son lo esencial. Esta función relevante ha sido
escamoteada, sin embargo, al rol subversivo que los surrealistas, y
especialmente André Breton, reivindicaron en él con un ardor que contrasta con
la actitud distanciada, fría y escéptica que Duchamp mantuvo frente a cualquier
movimiento artístico que se dijera consecuente consigo mismo. Fue surrealista a
su modo, es decir, del único modo que resultaba compatible con su actitud
antigregaria y con los dogmas que a fuerza de expulsiones y anatemas
mantuvieron la cerrada unidad de acción de un grupo entendido casi como una
secta literaria. Duchamp fue entre los miembros de la primera vanguardia
surrealista uno de los pocos que no fue objeto de excomunión, y el único cuyo
espíritu era ya de por sí tan apóstata de todo que no podía menos que encarnar,
a los ojos de Breton, al surrealismo mismo. Nombrado
"Generador-arbitro" de la Primera Exposición Internacional del
Surrealismo, organizada en París por el grupo, Duchamp demostró una vez más la
originalidad de sus ideas: colgó del techo de la sala 1200 sacos de carbón
vegetal. Por simple que parezca, esta intervención de 1936 tuvo enorme
consecuencias para el arte conceptual, tanto como parecía poco en aquel momento
lo que aportaba un surrealismo pictórico enfrascado en las clásicas imágenes
del mecanismo simbólico de los sueños pintados. La década del 6O, con sus pisos
de alquitrán, sus salas sin cuadros y sus exposiciones de marcos, no hacen más
que seguir accionando el disparador montado por Duchamp para probar así el
poder emergente de sus ideas. Las instalaciones, en las que tanto cifra su
prestigio gran parte de la vanguardia de hoy, no se explican conceptualmente
sin remitirlas a aquel ilustre antecedente que Marcel Duchamp volvió a retomar
cuando, en la exposición Primeros papeles del Surrealismo, organizada por
Breton, esta vez en Nueva York, tejió en la sala una red de dos kilómetros de
cordel.
• Con todo, cabe preguntarse si no fue su formación literaria lo que dio
a Duchamp considerable ventaja sobre los artistas de su tiempo, Sus lecturas,
sus ídolos, sus primeros Influencias recibidas, casi las mismas que inspiran simultáneamente
a los surrealistas, son determinantes en su posición ante la vida y el arte y
marcan el curso de una actividad que no puede entenderse, a despecho de las
interpretación formalistas y equívocas que hoy se dan a sus propuestas, fuera
del espíritu surrealista. En el fondo, Duchamp, que se sentía orgullo de haber
tenido más influencias de Raymond Roussel, Apollinaire, Laforgue y Lautréamont
que de Monet, Cézanne o los cubistas, fue esencialmente un poeta. Y así lo ha reivindicado
para la historia su más formidable creación literaria: la intensa y condensada
obra de su brillante seudónimo literario: Rrose Sélavy.
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